sábado, 12 de diciembre de 2015

Hemos vuelto: 112 días, 30.000 kilómetros

 Ya estamos en casa...
 Después de 16 semanas y 30.015 kilómetros, de nuevo en Castro-Urdiales.

 Dieciocho países: Francia-Alemania-Polonia-Ucrania-Rusia-Kazajstán-Mongolia-Kirguistán-Uzbekistán-Turkmenistán-Irán-Turquía-Bulgaria-Serbia-Croacia-Eslovenia-Italia-Francia otra vez, y Andorra, que los pequeños también cuentan... Algunos los hemos atravesado a toda velocidad, otros los hemos saboreado con calma.
 Las estepas kazajas, la inmensidad de los paisajes mongoles, las montañas kirguisas, las huellas de la Ruta de la Seda en Uzbekistán y Turkmenistán, la antigua Persia, la fascinante Anatolia... Todo con un denominador común, la hospitalidad de sus gentes. No es un tópico, es real.
 Con calma (tenemos alrededor de 40.000 fotos, en serio), iremos contando en el blog nuestras vivencias en este viaje tan intenso. Nuestra búsqueda de los nómadas nos ha devuelto al punto de partida, pero sabemos que antes o después volveremos a ponernos en marcha.

"... y cuando creáis que habéis llegado, sabed encontrar nuevas sendas."
("Itaca", Lluis Lach)

jueves, 12 de febrero de 2015

Mongolia, tierra de nómadas

  "Un mongol sin caballo es como un pájaro sin alas" 

En pocos lugares se tiene la sensación de aislamiento y lejanía que siente el viajero en Mongolia: grandes desiertos e interminables estepas, montañas y la profunda taiga, y una población de menos de tres millones de habitantes en un territorio tres veces el tamaño de España... Un tercio de la población vive en la capital, Ulan Bator, y otro tercio de sus habitantes sigue siendo nómada. El clima es continental extremo, oscilando de verano a invierno entre los 45º y los -45º , según los territorios.



 Tierra de pastores nómadas, a lo largo de los siglos sus habitantes han desarrollado maneras de sobrevivir en un entorno muchas veces hostil, en un clima duro para el hombre.
 Los mongoles convirtieron el caballo en su mejor aliado: como portador de carga, fuente de alimento, e instrumento de conquista...



 La historia nos habla de gente dura, e incluso feroz. Mientras que en otros pueblos sólo un pequeño porcentaje de hombres estaba adiestrado para la guerra, prácticamente todo mongol con un caballo y un arco era un soldado.
 En los primeros siglos de nuestra era, los xiongu del norte tuvieron grandes enfrentamientos con sus vecinos del este, forzando la construcción de lo que conocemos como Gran Muralla China. Sus descendientes, los hunos, aterrorizaron Europa en los últimos tiempos del Imperio Romano. Fue el primer estado creado por los nómadas.
 Timuyin unificó a principios del siglo XIII a veintisiete tribus mongolas, y en 1206 fue proclamado "Gengis Kan", "El Gran Soberano". Sus veloces conquistas cambiaron la configuración de toda Asia y la mitad de Europa. En sólo veinticinco años el dominio mongol se extendía desde lo que hoy es Corea hasta Hungría, y desde Siberia hasta la India.
 Entre sus sucesores destacó Kublai Kan. Durante su mandato se favorecieron el comercio y los viajes; fue la época en que vivió Marco Polo... Comerciantes árabes, persas, indios y europeos intercambiaban caballos, alfombras, piedras preciosa y especias por cerámica, lacados y seda.
 El Imperio Mongol fue asimilado por Manchuria a finales del S. XVII. En 1921 se independizó de China, y en 1924 se proclama la República Popular de Mongolia, en la órbita de la Unión Soviética.




 La importancia del clan y el espíritu de comunidad  han sido vitales para la supervivencia. De ahí también la generosidad que les caracteriza. Los mongoles nómadas actuales llevan una vida asombrosamente parecida a la de sus antepasados, en perpetuo movimiento a caballo, siempre en búsqueda de pastos para sus rebaños y sin más protección que sus tiendas tradicionales, los gers.

Algunos apuntes sobre su cultura:

 Los pastores nómadas tienen rebaños de yaks, ovejas, camellos y cabras, además de caballos. La alimentación se basa fundamentalmente en carne y leche (yogures, quesos...). La bebida clásica es el té salado, aunque también se toma mucho vodka, y existe también una bebida típica, el airag, leche de yegua fermentada.

 El treinta por ciento de la población es animista, un veinticinco por ciento budista, un cinco por ciento musulmana, y el resto no profesa ninguna religión concreta.
 En la estepa encontraremos Ovoos, puntos en el camino especialmente señalados, casi sagrados, donde se agradece, venera y se hacen peticiones a la madre naturaleza. Formados por montículos de piedra y jirones de seda azul, al llegar a ellos el viajero lanza tres piedras y lo rodea tras veces en el sentido de las agujas del reloj.



 Los mongoles celebran el Año Nuevo con la finalización del invierno y la llegada de la primavera. Tsaagan tsar es una celebración que comienza con la visita al Ovoo más cercano y continúa con la visita a familares y amigos (pueden estar semanas, dadas las grandes distancias a recorrer).
Se sacrifica una oveja, cuya cola se sitúa encima de la mesa, y se come, se bebe vodka y se cantan canciones... (tienen un canto gutural, khuumaii, muy difícil de ejecutar).

  El festival Naadam es la fiesta nacional, y se celebra entre los días 11 y 13 de julio en Ulan Bator, y en fechas cambiantes de julio y agosto en el resto del país. Es el evento cultural y social más importante de Mongolia. Su mayor atractivo son los deportes tradicionales de los nómadas: la lucha, el tiro con arco y las carreras de caballos ("los tres juegos viriles"), tradicionalmente la forma de evaluar el valor militar de los hombres.
 La lucha se practica en parejas, sin categoría de peso y sin límite de duración, con el objetivo de que el adversario toque el suelo con cualquier parte del cuerpo, sin considerar las plantas de los pies ni   las palmas de las manos, estando prohibidos los golpes.


  En el tiro con arco participan hombres y mujeres, de cualquier edad, disparando sobre pequeñas dianas situadas hasta a 65 metros de distancia.


  Las carreras de caballos se desarrollan en las estepas, llegando a participar hasta dos mil caballos, recorriendo distancias de 15 a 30 kilómetros, según la edad de caballo y jinete. Y con la particularidad de que los jinetes son niños y niñas, desde los cinco a los doce años de edad, muchas veces montando a pelo...



 La vivienda tradicional es el ger, sorprendentemente simple: es totalmente desmontable, ligero y fácil de transportar. En menos de dos horas los nómadas son capaces de montar o desmontar un ger, que puede llegar a tener una capacidad de hasta veinte personas.
Su estructura circular, de madera, está cubierta con más o menos capas de fieltro, según la estación del año. Consta de unas paredes (como celosías), vigas hasta el anillo del techo, y cintas de sujeción.


 La zona de mujeres y niños está a la derecha, así como los utensilios de cocina, y los hombres se sitúan a la izquierda. El fuego (o la estufa), en el centro, para cocinar y mantener la temperatura en invierno. Los únicos muebles son las camas, la estufa, alfombras y pequeñas mesitas bajas, así como  un pequeño altar budista y un pequeño altar familiar. La puerta se orienta al sureste; suele estar pintada de colores llamativos, mientras la cubierta es de color claro. La apertura del anillo del techo permite que entre la luz y salga el humo.


 La forma redondeada del ger no ha cambiado en siglos, aunque en los últimos años los nómadas hayan incorporado placas solares y antenas parabólicas...
La ubicación del ger suele cambiar cuatro veces al año, siguiendo las necesidades del ganado según las estaciones.


  Algunas de las zonas de mayor interés en Mongolia:

  Reserva Nacional Khustain Nuruu: allí se encuentran los últimos ejemplares libres del caballo salvaje, el caballo de Przewalski (thaki en mongol)

  Karakorum fue la antigua capital del Imperio Mongol, que comenzó a construir Gengis Kan. Destruída  en su mayor parte, apenas quedan tres templos y el monasterio de Erdene Zuu, el principal templo del budismo lamaísta en Mongolia.

  El Desierto del Gobi:  un inmenso pedregal con una pequeña porción arenosa, aunque su paisaje más conocido son las dunas de arena (las de Khongor , de hasta cien metros de altura, tienen 180 km de longitud, con una anchura de 15-20 km). Pero hay otros paisajes, con zonas montañosas, incluida una lengua glaciar permanente en el valle de Yol.
 Y como curiosidad, el Gobi es una de las zonas del planeta más rica en restos de dinosaurios, incluidos esqueletos completos y huevos fosilizados.


  El Lago Khovsgol, lindando con Siberia,está  custodiado por montañas de hasta 2000m, alimentado por numerosos ríos y rodeado de frondosos bosques. En sus orillas viven los tsaatan, los nómadas de los  renos, cuya existencia se organiza totalmente en torno a estos animales ( les aportan alimento, transporte, pieles...), Sus tiendas recuerdan poderosamente los tipis de los indios norteamericanos, y el chamanismo pervive entre sus tradiciones. Quizás hay un nexo de unión entre ambos pueblos por una posible migración a través del estrecho de Bering...


  Montes Altai, al norte y el oeste: en la zona fronteriza con Rusia la población mayoritaria es de origen kazajo, los famosos jinetes con águilas. El Festival de las Águilas Doradas se celebra en Olgii, a primeros de octubre, reuniendo casi a cien cazadores kazajos, quienes realizan exhibiciones y competiciones de caza.




 Nosotros llegaremos a Mongolia a comienzos de septiembre, con los primeros fríos... El Altai es uno de nuestros sueños en este viaje, y después aún tenemos que decidir la ruta, son poco más de dos semanas lo que tenemos. Las distancias son enormes, y lo que parecen carreteras en los mapas son poco más que rodaduras de polvo, arena o barro (la media de velocidad que permiten, según nos han avisado, es de 30km/h).



 Encontraremos, pues, montañas y bosques, desierto y estepas. Y siempre un cielo azul intenso.